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El yacimiento de los Cayos, en Cornago (La Rioja), cuenta desde hoy con un nuevo inquilino… o vigilante, nunca se sabe. Se trata de la reproducción de un carcharodontosaurido (de la familia del famoso Carcharodontosaurus) a tamaño real que ilustra a uno de los posibles productores de las icnitas de gran tamaño que quedaron registradas en este yacimiento riojano formado durante el Cretácico Inferior. La reproducción se complementa con mesas interpretativas donde conocer los detalles más característicos de este dinosaurio, así como información adicional sobre la oferta turística del municipio.
Este interesante proyecto, desarrollado por el equipo de paleontólogos, dibujantes, escultores y modeladores 3D de Paleoymás, ha sido promovido por el Ayuntamiento de Cornago, lo que junto con recientes actuaciones, contribuye a hacer de Los Cayos un lugar ideal para los amantes del turismo paleontológico debido a su impresionante registro de icnitas, la facilidad de acceso, los múltiples paneles interpretativos y la recientemente instalada reproducción.
Los Cayos y La Rioja
Cabe señalar que esta zona de La Rioja durante el Cretácico superior, se encontraba muy cerca de la orilla del mar y sus tierras formaban un gran delta, siendo el de El barranco de Los Cayos es uno de los parajes cuyos afloramientos con icnitas (huellas) de dinosaurio han despertado mayor interés.
La inmensa mayoría de icnitas que aquí encontramos son tridáctilas y los rastros muestran un patrón de locomoción bípedo. Las velocidades calculadas sugieren que marchaban relativamente despacio y en aquellas zonas donde encontramos rastros paralelos penden interpretarse como evidencia de gregarismo. Las características de las huellas y rastros indican que la mayoría de los autores fueron dinosaurios terópodos de media-gran talla.
Esta reproducción está basada en Carcharodontosaurus de 8 metros de largo, caracterizado por presentar unos dientes planos y aserrados similares a los de los tiburones, de ahí su nombre (Carcharodontosaurus significa en latín «lagarto con dientes de tiburón»), un cráneo ligero pero reforzado y un cuello más robusto que el de otros terópodos.
